El Málaga ha aparcado la opción del jugador del Olympique de Marsella, por el que estaba dispuesto a hacer un importante esfuerzo económico (en torno a ocho o nueve millones, como explicó este periódico en su edición del lunes). Pero en absoluto dispuesto a cometer locuras.
Las elevadas exigencias del conjunto francés -que no está dispuesto a bajar de los doce millones- no casan en absoluto con la edad del futbolista, en la treintena desde el 19 de enero. Por eso, el Málaga ha tomado la decisión, parece que definitiva, de enfriar la negociación y dejarla en punto muerto. Como ya se ha informado en SUR en reiteradas ocasiones, el club no está dispuesto a dilapidar el dinero por mucho que los agentes o los otros conjuntos presionen hasta la saciedad para sacar el máximo beneficio posible. Está por ver que camino toma ahora la entidad para ese hueco en el proyecto deportivo de la campaña venidera.
El otro foco de negociación en la jornada de ayer tuvo como protagonista a Joaquín. Desde que el sábado el jugador le comunicó al presidente del Valencia, Manuel Llorente, y al director deportivo, Braulio Vázquez, que su única intención es jugar en el Málaga, en La Rosaleda están a la espera de conocer qué postura adoptan en Mestalla.
El Málaga cuenta lógicamente con la ventaja de que el extremo nacido en El Puerto de Santa María va a presionar al Valencia para hacer efectiva su salida, sin olvidar que solo le queda un año de contrato. Es decir, de no aceptar la ampliación de esa vinculación que le ha ofrecido el club levantino -y que incluye emolumentos a la baja-, dentro de un año quedaría libre y en Mestalla no verían un solo euro de los 26 millones desembolsados cuando lo fichó del Betis.
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